Parrilla Frontera
Cierto es que la acción de cocinar carne a las brasas no es de exclusividad uruguaya. Muchas son las diferentes culturas y regiones donde esta práctica se lleva adelante, desde tiempos de antaño al día de hoy.
Sin embargo cada parrillada o asado tiene sus propias características y en el caso de la parrilla uruguaya, existen para destacar algunas cuestiones que la distinguen del resto.
Uruguay se ha destacado como un país consumidor de carne desde los tiempos en que el territorio era conocido bajo el nombre de la Banda Oriental. En el siglo XVII Hernandarias introdujo el ganado vacuno al territorio. Debido a las características geográficas y ambientales, este ganado salvaje se reprodujo exponencialmente a lo largo y ancho de las praderas orientales.
El ganado vacuno se convirtió de esta forma en la opción alimentaria de los primeros pobladores de las zonas campestres, hablamos del afamado gaucho. Los gauchos literalmente cazaban al ganado salvaje y lo cocinaban a las brasas, es así que son considerados como los primeros en incursionar en la técnica del asado por estas latitudes.
Estos primeros e incipientes asados distan mucho de la parrilla uruguaya de hoy en día. Los gauchos trozaban la res en cuartos. Los cuartos eran atravesados por una estaca de madera y se cocinaba cerca de las brasas. El instrumento que acompañaba al gaucho a la hora de comer era su facón. Claramente era algo muy rudimentario.
Desde el punto de vista técnico iremos viendo como la parrilla uruguaya ha ido evolucionando, con la aparición de nuevos cortes, aunque hay que decir que las achuras son algo que estuvo acompañando a la carne desde un principio.
Con la invención de la sierra eléctrica, recién en el siglo XX comienzan a consumirse diferentes cortes de carne. La posibilidad de cortar el hueso hizo posible la aparición del corte más tradicional de la parrilla uruguaya en la década de 1950: el asado de tira.
Con el correr de los años se fueron sumando a la parrilla ya no solo otros cortes, sino otras carnes como pollos y pescados, así como los embutidos. En materia de embutidos se destacan en la parrillada uruguaya el chorizo y la morcilla tanto dulce como salada.
En comparación con aquellos primeros asados gauchescos, al día de hoy la mayoría de las parrilladas no son carnes a la estaca sino que la parrilla forma parte de una construcción: el parrillero. El primer parrillero como lo concebimos al día de hoy data del año 1949.
Lo que caracteriza a la parrillada uruguaya es la leña, en comparación con nuestros hermanos argentinos que utilizan carbón, el hecho de utilizar leña aporta un humo que le da al asado uruguayo una seña muy particular.
Un aspecto a destacar en cuanto a la parrilla uruguaya es su expansión hacia la ciudad. En un comienzo como decíamos anteriormente, el asado era una actividad desarrollada únicamente en el ámbito rural. En la capital del país era considerado como un acto de barbarie, mientras la gastronomía urbana era básicamente europea.
Algunos antropólogos suponen que con la llegada del hombre del campo a la ciudad, el asado se fue popularizando, al punto que hoy en día una gran cantidad de casas cuentan con parrillero.
En Uruguay el asado es un clásico. Ya sea con familia o amigos, implica un ritual de reunirse alrededor del fuego, es decir que trasciende lo meramente gastronómico para convertirse en un hecho cultural. Sin embargo se puede disfrutar de una buena parrillada uruguaya por fuera del ámbito doméstico.
Los establecimientos que se dedican a asar carne a las brasas, conocidos como parrilladas, pululan en la oferta gastronómica del país.
Si quieres vivir la experiencia y descubrir el sado uruguayo, te recomendamos a continuación algunas de las mejores parrilladas uruguayas, tanto en Montevideo, como en el este del pais.
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